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«Soy contraria a una reforma al TC impulsada a través de una reacción visceral a determinados fallos»

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11 de junio 2018

Marisol Peña hace su balance luego de 12 años como ministra:
La abogada terminó oficialmente su período ayer y asumirá a partir del 15 de junio la Secretaría General de la Universidad Católica.

«Me llevo como regalo del Tribunal Constitucional (TC) la redacción del fallo del requerimiento de la Ley del Sernac», comenta la ministra Marisol Peña sobre una sentencia «histórica», porque es la primera vez que un Presidente de la República ejerce su facultad para que el organismo zanje una disputa constitucional. El viernes 8 de junio fue su último día como magistrada en el TC, aunque formalmente cesó en su cargo ayer.

Esta entrevista con «El Mercurio» la quiso dar en su calidad de ministra, y en el tribunal donde estuvo por doce años tras ser escogida por la Corte Suprema en dos períodos. El lugar que eligió no fue al azar, se hizo en la Sala de «Los Presidentes» ubicada en el edificio antiguo del tribunal. Una de sus razones fue para no ser interrumpida en su oficina por personas que la fueron a despedir. El otro es un motivo más simbólico; este lugar le recuerda el momento más importante de su carrera profesional: cuando se convirtió en presidenta del TC, entre agosto de 2013 y 2014. «Acá está mi fotografía junto con los otros presidentes. Soy la única mujer y me parece que esa es una señal súper importante en estos tiempos», dice.

De su paso por el tribunal sostiene que lo más difícil para ella fue la redacción de la sentencia de la «píldora del día después», porque llevaba un año en el tribunal y no tenía la preparación que fue adquiriendo paulatinamente. «Es complejo, porque son temas que dividen a la sociedad chilena y porque exige un gran estudio jurídico», recuerda.

Se va con sentimientos encontrados. Está apenada de dejar el tribunal, pero por otro lado está feliz de emprender un nuevo desafío a partir del 15 de junio. Ese día asumirá como secretaria general de la PUC, la cuarta autoridad después del rector y dos prorrectores. En este cargo, le corresponderá ser ministro de fe y la persona responsable de los procesos disciplinarios al interior de la universidad. Dentro de este rol le correspondería ver las denuncias de acoso sexual a todo nivel, tanto de funcionarios como de alumnos.

«Debe cambiarse la composición del tribunal a un número impar»

-Se dice que el Pleno del TC está polarizado. ¿Concuerda con esta apreciación?

-Si se entiende por ello una polarización política partidista, no concuerdo con ello. El Tribunal Constitucional por esencia es un órgano jurídico-político por las cuestiones que le toca debatir. Los jueces constitucionales fallamos estrictamente conforme a las normas, y consideramos miradas generales como el rol del Estado o el valor de la propiedad privada. Eso le da una connotación jurídico-político. Pero decir que en el tribunal reina la política partidista no lo he visto en estos doce años que llevo acá.

-¿Qué le parecen las críticas de diversos sectores políticos que consideran al TC como una «tercera cámara»?

-Tiene que ver con una mirada constitucional sobrepasada. Nadie cree hoy en el mundo que la democracia constitucional se asocie a la infalibilidad del legislador. El Tribunal Constitucional y la Corte Suprema existen porque se parte de la base de que el legislador se puede equivocar. Nadie ha querido darle al TC una injerencia dentro de los procesos legislativos, sino que sea un contrapeso a la labor del legislador. Como tiene contrapeso la labor del Presidente de la República, o la de los jueces. El Tribunal Constitucional no es ni puede ser una tercera cámara.

-¿Por qué?

-Porque supone situar al TC dentro del proceso legislativo, y en realidad actúa después de que los órganos colegisladores han concordado un proyecto de ley.

-¿Es partidaria de realizar cambios en las atribuciones del TC?

-Sí. Es fundamental que se cambie la composición del tribunal a un número impar. Es complicado para uno como presidente el voto dirimente cuando uno tiene que imponer una voluntad y uno sabe que la posición está fragmentada entre dos miradas. Además, creo que se debiera revisar el procedimiento para acceder al cargo de ministro y realizar concursos públicos.

-¿Concuerda con que el sistema de nombramiento podría ser muy político?

-Los nombramientos que no tengan contrapeso tienden a ser muy parciales más que políticos.

-¿La solución es un concurso público para la elección que debe hacer el Presidente y el Congreso, como lo hace la Corte Suprema?

-Yo pasé por ese concurso en la Corte Suprema, y es más transparente.

-¿Cuál es su visión respecto de la conformación de los últimos años del TC? La concepción original era que estuviese compuesto por destacados juristas, y hoy en algunos sectores se plantea que tienen un perfil más político que jurídico.

-Es una crítica recurrente; no la comparto. Pero si fuera cierta, la forma de contrarrestarla es con un requisito adicional a los nombramientos de ministro del TC. Un perfil técnico se asegura cuando cada candidato acredita una expertise en materias constitucionales porque ha sido árbitro, profesor universitario o litigante ante el tribunal. Esto puede dar mayor tranquilidad a la ciudadanía y minimizar las críticas.

Una «concepción endiosada» del congresista «no cabe en una democracia»

-Una de las modificaciones que se propone es terminar con el control preventivo de oficio. ¿Qué opina?

-Cualquier cambio debe hacerse en un período de normalidad, de reflexión democrática en el Congreso. Soy contraria a una reforma al TC impulsada a través de una reacción visceral a determinados fallos. Hay una delgada línea que separa lo que es un atentado a la independencia del juez constitucional versus lo que realmente podría constituir una crítica.

-¿Piensa que los congresistas quieren intervenir en sus atribuciones?

-No me considero una intervenida. Lamento algunas declaraciones que he leído, porque parten de una concepción anquilosada de lo que debe ser una democracia constitucional que supone que el legislador es infalible y que nunca se puede equivocar. Me parece que es una concepción endiosada que no cabe en una democracia.

-Bajo esa concepción, el TC también podría equivocarse…

-El Tribunal Constitucional es un órgano compuesto por personas y también se puede equivocar. Se puede pedir que el tribunal enmiende su sentencia, pero esto está restringido a situaciones muy puntuales que tienen que ver con errores de hecho. Nos encontramos en un callejón sin salida, porque la otra alternativa, que sería instituir un órgano contralor, revisor o ejecutor de responsabilidades a los jueces constitucionales me parece inviable. Esto significaría que el controlado no puede controlar al controlador. Le restaría toda imparcialidad al TC si existiera un órgano que pudiera revisar sus resoluciones y eso inhibiría la debida independencia de los tribunales constitucionales.

-¿Se equivocaron en la redacción del caso de la Ley del Sernac?

-No. Hay una sentencia pendiente que estoy redactando, por eso no puedo decir algo en esta materia.

-¿Cómo tomaron que la Cámara de Diputados no haya respetado su fallo e incluyera en el decreto de ley normas declaradas inconstitucionales?

-Encuentro lamentable que no se haya comprendido cuál era el sentido de la sentencia constitucional, lo que en definitiva generó una cadena de equivocaciones y trajo el conflicto nuevamente al TC.

-En el último tiempo, en el TC se han suspendido sesiones de Pleno por falta de quórum. ¿Qué tan urgente es que se nombre a ministros suplentes?

-Es lamentable que la propuesta de ministros suplentes que hicimos hace más de dos años se haya entrampado. Me parece preocupante. También que Carlos Carmona haya cesado en su cargo a principios de abril y no haya un nombramiento. Espero que esta vacante (del Presidente de la República) se designe luego.

CUESTIONAMIENTOS DEL CONGRESO

»Hay una delgada línea que separa lo que es un atentado a la independencia del juez constitucional versus lo que realmente podría constituir una crítica».

FALLO SOBRE EL SERNAC

»Encuentro lamentable que no se haya comprendido cuál era el sentido de la sentencia constitucional, lo que generó una cadena de equivocaciones y trajo el conflicto nuevamente al TC».

«Estoy de acuerdo con las manifestaciones, no con las tomas»Movimiento feminista:

-¿A qué atribuye que solo se haya nombrado a tres mujeres como ministras en el TC?

-Una de las razones que me apenan al irme del TC es que siempre sentí que llenaba un cupo de las mujeres dentro del derecho público. Existen mujeres capacitadas en esta disciplina para ser un aporte en el tribunal, pero no es fácil postular al cargo de ministro, sabiendo que eso le va a significar dejar de lado cualquier otro tipo de expectativa profesional.

-A lo largo de su carrera, ¿se ha sentido alguna vez discriminada profesionalmente por ser mujer?

-No, he tenido mucha suerte. No ha sido fácil, porque en la universidad y en el TC entré en el último lugar y fui ascendiendo. Pero las mujeres tenemos que probar dos veces en los cargos para legitimarnos. He llegado a altos cargos, incluso, con el apoyo de muchos hombres.

-¿Qué opina del movimiento feminista en las universidades?

-Me parece importante para visibilizar un problema. La sociedad chilena permaneció mucho tiempo invisible, ex profeso, frente a estos problemas y a manifestaciones de violencia sexual y al ejercicio de posiciones de poder que someten a la mujer, que son intolerables. Aplaudo el movimiento feminista.

-¿Comparte las manifestaciones de este movimiento?

-Estoy de acuerdo con las manifestaciones, no con las tomas, porque se lesionan los derechos de los demás e impiden el funcionamiento normal de los centros de estudio. Aplaudo el recurso al diálogo por sobre el recurso de la fuerza. Siempre es posible sentarnos en una mesa a conversar para encontrar puntos comunes que nos acerquen, sin perjuicio de las divergencias.

-Se conoció una carta firmada por varias ex alumnas de la Facultad de Derecho de la PUC que denunciaban expresiones ofensivas por parte de profesores. Como ex estudiante, ¿alguna vez le dijeron algo similar?

-A mí no, pero las escuché muchas veces en mis tiempos. Cada vez las oigo menos, porque ahora soy profesora. Eran muy fuertes, tal como las que hicieron visibles. Ahora son menos porque no las toleramos. Aunque tengo conocimiento de que en la Facultad de Derecho existe molestia de parte de algunas alumnas por comentarios que en la actualidad emiten en clase algunos profesores.

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Fuente: El Mercurio, lunes 11 de junio de 2018