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Muere Francisco Orrego, destacado jurista en Derecho Internacional y Premio Nacional

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3 de octubre 2018

En 2001 fue galardonado con el Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales:
Su familia, amigos y expertos resaltan su labor en la mediación papal durante el conflicto del canal Beagle así como su rol como juez ad hoc de Chile ante la Corte Internacional de Justicia.
Francisco Orrego Vicuña (1942-2018) fue juez ad hoc del Tribunal Internacional del Derecho del Mar y miembro de la Corte de Arbitraje Internacional de Londres y del Instituto para el Arbitraje Internacional de París.

Francisco Orrego Vicuña, uno de los más destacados expertos en Derecho Internacional del país, falleció la madrugada de ayer en su casa de calle Las Hualtatas, en la comuna de Vitacura, a la edad de 76 años.

El jurista -conocido entre sus amigos como «Cato»- padecía una insuficiencia cardíaca que lo llevó a limitar sus actividades en los últimos días.

Pese al dolor de su partida, había tranquilidad ayer en su familia y en sus más cercanos. Así lo relató a «El Mercurio» su hijo, el abogado y director de TVN, Francisco Orrego Bauzá. «Después de tantos años recorriendo el mundo en sus distintas actividades profesionales y académicas, afortunadamente falleció rodeado de la gente que lo quería, en Chile, en su casa».

Orrego Vicuña estuvo casado desde 1965 con Soledad Bauzá (76 años), tuvieron 3 hijos (Francisco, Macarena y Soledad), 19 nietos y dos bisnietos.

«Mi padre era una persona apasionada por el Derecho Internacional. Dedicó su vida completa a esa disciplina y tenía una gran vocación de servicio público», agrega su hijo.

Orrego Vicuña fue vicepresidente del Tribunal Administrativo del Banco Mundial y miembro de los paneles de conciliadores y árbitros del Centro Internacional para la Solución de Controversias en Materia de Inversiones (Ciadi). Asimismo, fue juez ad hoc del Tribunal Internacional del Derecho del Mar y miembro de la Corte de Arbitraje Internacional de Londres y del Instituto para el Arbitraje Internacional de París.

Distintos expertos reconocen que una de sus grandes contribuciones fue su trabajo en la comisión chilena para la mediación papal entre Chile y Argentina durante el conflicto por las islas al sur del canal Beagle (1979-1985).

El embajador Fernando Pérez Egert, quien lo conoce desde esos tiempos, afirma que en esos años se dio cuenta de la gran capacidad de trabajo de Orrego y de su criterio como jurista, «el que hoy es reconocido internacionalmente».

Representó a Chile como embajador ante el Reino Unido (1983) y, más recientemente, tuvo la fundamental labor de ser juez ad hoc de Chile ante la Corte Internacional de Justicia en el caso de la delimitación marítima con Perú.

El canciller RobertoAmpuero dijo ayer que «su destacada labor en defensa de los intereses de Chile debe servir como ejemplo para las futuras generaciones».

En tanto, el ex canciller y ministro de Desarrollo Social, Alfredo Moreno, dijo que se trata «de uno de los juristas más respetados de Chile, con una trayectoria nacional e internacional impecables».

El ex director de Política Exterior de la Cancillería, Jaime Lagos, recordó que fueron compañeros en la Universidad de Chile y destacó que siempre tuvo disposición a colaborar con distintos gobiernos aportando su experiencia y conocimientos.

La embajadora de Chile en los Países Bajos, María Teresa Infante, quien publicó artículos en conjunto con el destacado abogado, afirma que «en Derecho del Mar, estudios antárticos, arbitraje internacional e integración chileno-argentina, su aporte es fundamental».

Mientras que la periodista Mónica Cerda, quien cultivó por años su amistad, afirmó: «Conocí a ‘Cato’ Orrego al estallar el conflicto del Beagle, que me correspondió cubrir como periodista, y ese episodio marcó mi vida igual que la de él».

Recientemente, dice, se lo encontró en Tierra del Fuego, mientras él -pese a estar físicamente algo limitado- recorría cerros y parajes junto a sus nietos, práctica que siempre disfrutó. Orrego visitó el camino que el Cuerpo Militar del Trabajo está construyendo rumbo al canal Beagle, cruzando la cordillera de Darwin. «Quería conocer la cumbre que llevaría su nombre -dice Mónica Cerda-, al igual que las del resto de los miembros de la delegación chilena ante la mediación papal».

Misa
Sus funerales se realizarán hoy a las 14 horas en la Parroquia San Juan Apóstol, de Vitacura.
 Lo que Chile le debe

Chile le debe a Francisco «Cato» Orrego la percepción moderna de las relaciones internacionales, cuya prioridad no siempre es bien comprendida.

El impulso que él entregó al Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile; la fundación del Consejo Chileno para las Relaciones Internacionales, del cual fue primer presidente; el estudio y representación del país en la constitución del Derecho del Mar, y la proyección de nuestro dominio antártico, son, entre muchos otros, instituciones y ámbitos de discusión generados por su incansable tesón. Objetivos primordiales de la política exterior reconocen en él su fuente inspiradora, y la prensa nacional, particularmente este diario, su disposición generosa para abordar cualquiera de sus aspectos relevantes, como los que siempre alertó desde su querida Academia de Ciencias Sociales, Políticas y Morales.

Pero la deuda se hace mayor si la referimos a la defensa de nuestros intereses soberanos. Con Orrego Vicuña desaparece, en efecto, el último de los juristas de excepción que, con Julio Philippi, Helmuth Brunner y Santiago Benadava, lideraron con Ernesto Videla el exitoso manejo chileno en la Mediación Papal por el diferendo austral, que tras seis años de enormes vicisitudes culminó felizmente en el Tratado de Paz y Amistad de 1984. Antes, en los meses más duros de tensión con Argentina en 1978, que pudieron ser la antesala del conflicto bélico irreparable, recayó en «Cato» la responsabilidad de presidir la Comisión Dos.

Lamentablemente, no conocemos el detalle de la actuación de Orrego como juez ad hoc , designado por Chile, en la delimitación del límite marítimo con Perú, que correspondió a la Corte Internacional de Justicia de La Haya. El secreto que ampara el ejercicio de estas funciones nos impide saber con certeza cuál fue exactamente el resultado de su persuasión y notable ascendiente jurídico, reconocido por sus pares de todo el mundo en innumerables distinciones tales como la presidencia del Instituto de Derecho Internacional, y uno de los árbitros de mayor prestigio en estrados internacionales. Pese a la discreción que envuelve la formación de ese veredicto, no tenemos duda al creer que en orden de importancia este gran servicio a Chile fue el mayor que Francisco Orrego prestó a su patria.

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Fuente: El Mercurio. miércoles 03 de octubre de 2018